El Albaicín ha sido descrito por sus seductores encantos como el más sugestivo, evocador y atrayente de los barrios de la mágica ciudad de Granada. Un barrio blanco, de angostas callejuelas donde se pueden palpar las tres culturas que han dominado la historia antigua de Granada… Y siempre, la Alhambra enfrente. Vigilante imponente que se asoma desde cada rincón para exaltar, aún más si cabe, la belleza de este impresionante lugar.
Los inverosímiles vericuetos que son las calles y plazas del Albaicín se deben en parte a la construcción típica de este barrio, El Carmen, y su bellísima fusión con iglesias, conventos, antiguas construcciones moriscas… El Carmen es un espacio típicamente granadino, al que el escritor Luis Seco de Lucena define como la propiedad privada aneja a una vivienda en la que discurre la vida hogareña del dueño; porque el Carmen, algo de jardín y huerto, forma parte integrante del hogar. Esta circunstancia lo hace apacible y recóndito y le imprine ambiente de recoleta intimidad.
En el año 1.989 el restaurante abrió sus puertas usando parte de sus hermosos jardines como terraza veraniega donde se servían aperitivos y cenas frías. Desde entonces, se ha ampliado su oferta gastronómica y sus instalaciones interiores y exteriores para un deleite total de sus clientes.Comedores interiores delicadamente decorados y varias terrazas exteriores que se confunden con el entorno en un claro ejemplo de equilibrio, armonía y perfecta simbiosis con el escenario, incomparable, de este Carmen.